jueves, 11 de octubre de 2018

Cuidemos nuestras palabras...




Las palabras son un vehículo de expresión en la que viajan las cosas que producen un efecto en el mundo que nos rodea, en ella viaja la vida, la muerte, la bendición o la maldición.
Cuando aprendemos a usar correctamente las palabras, aprendemos a vivir en una bendición constante. Las palabras pueden sanar y herir los corazones de tal manera que marcan la vida de una persona por anos. Nuestras palabras tienen la capacidad de sanar la identidad de una persona o destruirla. Tal vez mucho de nosotros fuimos marcados por palabras descalificadoras que las hemos arrastrado por años en el corazón.
Creo que cuando nuestra mente nos genera recuerdos dolorosos del pasado, lo hace para que perdonemos y sanemos esas heridas.
Las palabras se cargan de emociones buenas o malas, se pueden cargar de bondad como de malas intenciones de nuestro corazón. En verdad no es la palabra por sí sola la que hiere, sino la sustancia y la intención sobre ellas; incluso palabras aparentemente amables pueden ser irónicas e hirientes.

Es imperante seleccionar cuidadosamente nuestras palabras, porque si tienen mucho poder sobre los demás. Si somos sabios usaremos palabras de vida y de aliento, palabras que son la medicina del corazón que muchos necesitan o necesitamos.
Nunca se justifica agredir el corazón de los demás con palabras hirientes. Cuando sentimos amor por alguien, aun las cosas más difíciles se pueden pronunciar sin incomodar al otro. También hay palabras que nunca se deben de decir porque tal vez sean tan hirientes que cambie la vida radicalmente de una persona.
No todo se dice y mas cuando su intención es la de herir al otro. Cuantas personas conocemos que tienen el don de la palabra y con ellas pretenden manipular a los demás? Y lo mas triste es que logran su objetivo. Solo aquellas personas que están muy seguras de si mismas, que tienen su enfoque muy bien definido, que se aman a ellos mismos y saben lo que quieren de la vida;A estas personas ningún manipulador podrá  dañar.

 Pero entendiendo que vinieron a cumplir su rol y por eso las circunstancias se dan para que la historia se escriba como tenía que ser. Lo ideal sería que aprendiéramos a usar las palabras para llevar al mundo un poco de sosiego, paz y alegría que tanto todos necesitamos.

Dra.Marsella Jiménez S
        Psicóloga

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