jueves, 30 de julio de 2020

Resentimiento



Resentimiento propiamente, significa "volver a experimentar un sentimiento, especialmente un sentimiento doloroso.

Pero se entiende generalmente en el sentido de rencor sordo, frecuentemente inconsciente, de envidia u odio impotente, que se manifiesta en críticas, comentarios o insinuaciones que desprestigian a la persona que es objeto del resentimiento"

El resentimiento es:

- Evocar un sentimiento de hostilidad contra una persona o personas que consideramos que nos han tratado mal.


- Rencor reprimido sobre un acontecimiento negativo que te ha sucedido.

- Molestia, agitación emocional que siente siempre que se habla de una determinada persona o acontecimiento.

- Incapacidad para perdonar, incapacidad de dejar pasar y olvidar.

- La base de la desconfianza y sospecha que sienten al tratar con personas o acontecimientos que les produjeron dolor en el pasado.

- Dolor emocional no resuelto que se siente cuando no se logra aceptar una pérdida.

- El malestar sentido después de gastar mucho esfuerzo y energía para alcanzar algo que finalmente se pierde.

- El resultado de pensar que se fue víctima de un trato injusto sin la resolución del problema.

- El sufrimiento prolongado y en silencio cuando una expresión abierta de dolor es indeseada.

- El rencor hacia una persona o grupo que se considera que ha impedido lograr ciertos objetivos.

- Sentirse ofendido cuando una persona o un grupo ha ignorado o negado tus derechos.

- En ocasiones da lugar a depresión y al suicidio.


¿CÓMO SE MANIFIESTA EL RESENTIMIENTO?


El resentimiento se manifiesta, cuando la persona desplaza este hacia una persona o grupo de la manera siguiente:

Pone mala cara disimuladamente ante la presencia o mención de la persona que es objeto del resentimiento.

Sentir malestar cuando la música, una película, o un programa de televisión le recuerdan las interacciones desagradables que ha tenido con ellos.

Habla de una manera burlona, de hostilidad o degradante de él, ella o de ellos.

Tienen pesadillas o pensamientos desagradables sobre la persona o personas.

Se ve bloqueado en sus esfuerzos de crecimiento personal sin saber por qué.

Siente cólera sin razón aparente.

Se siente deprimido, abatido, y confundido cuando intenta superar estas experiencias frustrantes.

Evade cualquier tema que esté relacionado con su último enfado o malestar acerca de esas personas.

Finge entusiasmo por estar con esa persona cuando en realidad preferiría no saber nada de ella.


En el ámbito criminal encontramos a sujetos con las siguientes manifestaciones conductuales:

- Su agresividad puede encontrarse reprimida o manifiesta hacia las personas y hacia la vida.


- Pasan maldiciendo las circunstancias y retos que les pone la vida.

- El control de sus impulsos es inadecuado.

- No logran identificar lo inadecuado y consecuencias de sus actos.

- Manejan una nula, laxa o distorsionada escala de normas y valores.

- Labilidad afectiva.

- La mayoría se muestra indiferente ante la vida y ante sus actos.

- No aceptan los errores de sus actos.

- Muestran inmadurez e irresponsabilidad.


¿CÓMO SE DESARROLLA EL RESENTIMIENTO?


El resentimiento puede ser el resultado de:

Aceptar pasivamente un trato negativo de otras personas, sin expresar nunca sentimientos negativos.

Aceptar hacer algo por otros a pesar de tener la sensación o creencia de que se están aprovechado de ti.

Intentar que otros conozcan tu punto de vista y que no hagan caso o nieguen la verdad o la sabiduría de lo que estás diciendo.

Ver que otros que no han trabajado tan duro como tú tienen éxito y pensar que no merecen el éxito que han tenido, que deberías tenerlo tú.

No obtener reconocimiento por un buen trabajo o capacidad mientras que sí reconocen el trabajo de otros.

Trabajar duro y que otras personas te impidan tener éxito o alcanzar tu meta.
Que alguien a quien has intentado complacer te rechace.

Mantener una relación imposible con alguien donde tanto si haces lo que quiere como si no lo haces, obtienes un resultado negativo.

Verse humillado o avergonzado por una persona cuya meta era rebajarse.

Ser constantemente rechazado, desaprobado, no aceptado, y abandonado por otros.

Ser objeto de discriminación, marginación o prejuicios.

Ser ignorado, despreciado, y rechazado por una persona o grupo por quienes hiciste sacrificios.

Que alguien a tu cuidado sea tratado injustamente sin que tus peticiones de parar sean tenidas en cuenta.

Intentar complacer a una persona lo mejor posible pero que tu conducta nunca sea "lo bastante buena", hagas lo que hagas.

Darte cuenta de que siempre eres quien hace el esfuerzo por llevar esa relación adelante, y que cuando paras, la relación se acaba.

Hacer todo lo posible por salvar una relación, pero la otra persona la termina bruscamente.

No tener nunca la ocasión de conseguir una reparación por el daño que has sufrido.

A esta lista faltaría agregar los traumas, la palabra trauma viene del griego y significa herida, lesión, contusión.


Por lo que el trauma psíquico es una vivencia que aparece de modo brusco y que afecta profundamente al individuo. Se trata de vivencias de espanto, angustia, aversión, etc., que dejan consecuencias persistentes, como puede ser la neurosis entre otros.

La realidad es que la mayoría de los delincuentes y criminales han pasado por situaciones irritantes y difíciles durante la infancia y adolescencia, que les ha generado un resentimiento hacia la vida.

Estas situaciones irritantes han sido:

La muerte de uno de los padres o el abandono de alguno de estos.

El divorcio de los padres.

El no conocer a sus padres.

La violencia intrafamiliar (violencia física y psicológica).

La muerte repentina y violenta de algún ser querido (hermano, amigos, etc.)

Abuso sexual por algún familiar u otra persona cercana a esta.

El no haberles brindado instrucción académica.

El no cubrir las necesidades de afecto, pertenencia y reconocimiento (depravación psico afectiva).

La desatención por parte de alguno de los padres o ambos, recibir humillaciones y etiquetas por parte de estos.

El haberlos privado de una infancia feliz, poniéndolos a trabajar o explotándolos.
El pertenecer a un nivel socioeconómico bajo.

El tener a padres exigentes que ejercían presión sobre estos.

Humillación por algún otro familiar o personas cercanas a él.

El ser etiquetado con apodos durante su instrucción académica debido a defectos corporales, coeficiente intelectual., nivel socioeconómico, desarrolladores de familias disfuncionales etc.

El resentimiento va cargado de rencor, odio e ira.

"la ira sobre bases individuales o sociales, lleva a enemistades, asesinatos, guerras, genocidio, y algunas de las peores clases de lucha incesante. La mayoría de las atrocidades sociales y políticas que jamás han existido en los asuntos humanos han sido provocadas o agravadas por intensos sentimientos de cólera. El comportamiento violento, viola los derechos de los demás o los anula; por lo que la cólera comprende una filosofía fascista o elitista, porque niega los derechos de otros a favor de los derechos especiales de uno".


EFECTOS NEGATIVOS DEL RESENTIMIENTO NO RESUELTO


Cuando no se logra resolver el resentimiento:

Hipersensibilidad y odio cuando se recuerda a la persona o personas que lo afectaron.

Se tiende a negar o reprimir cualquier sentimiento de ira u odio hacia esa persona.

Sentimiento de decepción, provocado o encolerizado cuando las personas contra quienes guardas resentimiento son reconocidas por sus logros.

Recriminación y rechazo por la actitud hostil, cínica, y sarcástica, la cual se convierte en una barrera entre nosotros y las personas con quienes deseamos establecer una relación sana.

Estancamiento en el desarrollo personal.

Se rechazan y menosprecian todos los intentos de los demás para conseguir que se trabaje en el perdón, para olvidar ofensas y daños pasados.

Resistencia a no resolver los conflictos no resueltos con la persona o personas para sentirse libre y seguir con nuestra vida.

Dificultad en expresar nuestros sentimientos y confiar en otras personas, especialmente en nuevas relaciones.

Baja autoestima e inadecuado auto concepto de nuestra persona.
Ideas estúpidas e irracionales.

Mucha gente vive cargando un costal en la espalda, un costal lleno de ofensas del pasado, de rencores, de culpas, de depravación psico afectiva, de heridas, de amores fallidos, de desilusiones, de corazones rotos, de infidelidades, de miserias que envenenan el alma de resentimiento.

Durante mi servicio social y prácticas profesionales en la Unicef y otras corporaciones (sin fines de lucro)" descubrí que la mayor parte de los internos cargaban con una gran resentimiento originado por situaciones irritantes y hostiles durante su infancia y adolescencia, generando en ellos odio, rencor y agresión, desplazando estos sentimientos hostiles hacia su persona, hacia su familia, hacia sus seres queridos, hacia la sociedad, hacia la vida; no identificando que terminarían atormentando de igual manera que lo hicieron sus padres con ellos a sus propios hijos y familia.
Muchas veces no viven, ni dejan vivir!




Dra. Marsella Jiménez S

PSICÓLOGA




domingo, 19 de julio de 2020

Los niños aprenden lo que Viven...




Si los niños viven con reproches, aprenden a condenar.


Si los niños viven con hostilidad, aprenden a ser agresivos.


Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.


Si los niños viven con lástima, aprenden a autocompadecerse.


Si los niños viven en ridículo, aprenden a ser tímidos.


Si los niños viven con celos, aprenden a sentir envidia.


Si los niños viven con verguenza, aprenden a sentirse culpables.


Si los niños viven con ánimo, aprenden a confiar en sí mismos.


Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.


Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar a los demás.


Si los niños viven con aceptación, aprenden a amar.


Si los niños viven con aprobación, aprenden a valorarse.


Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener una meta.


Si los niños viven con solidaridad, aprenden a ser generosos.


Si los niños viven con honestidad, aprenden qué es la verdad.


Si los niños viven con ecuanimidad , aprenden qué es la justicia.


Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprenden a respetar a los demás.


Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fé en si mismos y en los demás.


Si los niños viven con afecto, aprenden que el mundo es un maravilloso lugar para vivir.


...y crecen viviendo todo cuanto han aprendido!

Dra. Marsella Jiménez 
  Psicóloga

viernes, 10 de julio de 2020

AMOR MADURO!






A todos nos ha pasado alguna vez que al comenzar una relación de pareja, las virtudes de nuestro nuevo compañero son exaltadas en su máxima potencia. Vivimos pendientes de él o ella, arrojamos fuera de nosotros cualquier conversación interna que no esté vinculada a nuestro enamorado,(a) compramos regalos, cambiamos de vestuario, de peinado, de dietas; frecuentamos menos a nuestras amistades, y agotamos todo nuestro tiempo en recordar y evocar el próximo encuentro.
Todo gira alrededor de ese nuevo “ser” magno que parece reflejar la exactitud de nuestra búsqueda, la pieza perfecta que encaja en nuestro rompecabezas.
Conforme pasa el tiempo, las cosas comienzan a cambiar.


Por alguna extraña razón, ya no vemos en nuestra pareja los mismos colores, brilla menos, hasta a veces parece volverse opaco, y los amigos comienzan a ocupar un nuevo lugar en nuestras vidas: son los oídos que prestan atención a lo que nos sucede en el terreno amoroso.
... el invierno se ha instalado entre nosotros y nadie se atreve encender la chimenea. 
La mayoría de las parejas pasan por estas fases, por este tobogán de emociones, comienzan en la cima, durante el enamoramiento, con un descentramiento del YO que nos hace perder la noción de quienes somos, y de quién es el otro y en este proceso “nuestra pareja” es lo que nosotros queremos ver.
Más tarde, la pasión serena sus aguas y da paso al Amor, un sentimiento profundo; diferente al enamoramiento, que es simplemente un estado de ilusión que nos permite acercarnos sin defensas al OTRO.
Pero este segundo peldaño en la relación no es menos poderoso que el primero, por el contrario, es el más agudo y complejo; sin embargo muchas veces descuidado.
En distintos escenarios cotidianos se pueden escuchar voces de hombres y mujeres reclamando la falta de “cariño, comprensión, escucha, tiempo” de sus parejas. Los encuentros sexuales que en el pasado eran una fiesta, en la actualidad son esporádicos u obligaciones, se han perdido las “ganas”, lo mismo que ayer era propio, hoy es ajeno.

-¿Qué ha sucedido? ¿Hemos dejado entrar a nuestro vínculo a ese crucial huésped que llaman rutina?
- ¿Cómo se ha infiltrado en nuestra intimidad?
-¿Por qué suceden estas cosas?
 -¿Acaso no seríamos felices y comeríamos perdices como en los cuentos?
En la mayoría de los cuentos, el tiempo es una constante variable, que es vivida como tal por el autor, pero en la vida real, los protagonistas le asignan al tiempo un carácter atemporal, eterno; donde siempre hay tiempo para perderlo o postergar, que es en otras palabras lo mismo.
Ese OTRO que hemos elegido, se ha vuelto parte de nuestro andar, tan común, tan conocido, tan previsible, que nos damos el gusto de perder la capacidad de asombro y la de asombrarnos.

 Está ahí cocinando o tal vez mirando una película, leyendo... Y estamos seguros de que ahí se quedará, que si decide irse, será tan sólo unos metros, que regresará siempre; construimos certezas que nos hacen "perder la necesidad de cuidar lo conquistado, porque ya es nuestro." Y se instala "La Rutina". La rutina no es más ni menos que el desinterés con el que elegimos relacionarnos. El descuido que empeñamos en comunicar; el desdén con el que tratamos lo que amamos.
 
La falsa seguridad que experimentamos, “ya tenemos lo que queremos”, nos hace cometer el mayor de los errores:" La desidia". Que significa el actuar con inercia o negligencia.
Nos relajamos absurdamente, bajamos nuestras guardias, y dormimos sobre los laureles. Alguno de ustedes han escuchado ; mmm pero es que Yo soy relajado!
No es un hecho que debamos perder lo que tenemos para saber su valor, podemos reconocerlo aún teniéndolo.
Todo es cuestión de compromiso, éste último entendido como la capacidad de elegir algo, declarar que eso queremos para nosotros y hacer que eso ocurra en el momento que dije que ocurriría.
Descuidar a quien amamos, es de alguna manera una forma de romper un acuerdo con nuestra propia elección, es olvidarse que en algún tiempo lo elegimos para nuestra vida.


La invitación es a despertar, a recordar que ese OTRO que está a nuestro lado, está ahí porque nosotros quisimos que así fuera, y si eso fue hecho del corazón, ¿por qué ahora, hay momentos en los que nos parece extraño? No ha dejado de ser su esencia, nuestros lentes se han empañado por la indiferencia; salir a buscar fuera de la pareja la “novedad” no resolverá el conflicto de la “rutina”.

La cotidianidad es nuestro modo de operar y relacionarnos.
Pero existe una clase de Amor, tal vez, menos digna de inspiración para los poetas; pero mucho más digna para la fragilidad de la vida que sostenemos: Es el Amor Maduro. La cabal comprensión de que cuando me enamoro de alguien inicio un proceso de aprendizaje rico en experiencias; que somos dos al encuentro, con todo lo que implica “dos”, que lejos está de similitud, y muy cerca de variedad.
El primer tiempo  es fugaz y necesario, para que las corazas con las que actúo en el mundo se flexibilicen y dejen entrar a ese “extraño” a mi vida; sin ese permiso el encuentro sería casi imposible; la mayoría de las veces los hombres rechazan sistemáticamente lo diferente. Luego, cuando la marea se retira florece el sentimiento. Lo de antes era una pasión.
Cuando uno genera una relación madura de amor, la pareja es un punto importante en la vida del individuo pero no es la vida en sí misma. Cada uno tiene su poder personal, sus sueños, sus metas, sus pensamientos, cada uno es frente al otro: un mundo, un misterio; que se encuentran, y que coinciden.
 En el amor maduro, el individuo crece como persona, la relación es un espacio de aprendizaje, y experiencias, una oportunidad para desarrollar las fortalezas, y aceptar las debilidades. Caminar de la mano de un amor maduro, abre las puertas del autoconocimiento y la empatía. Desarrolla nuestras habilidades sociales y nos predispone al desarrollo de nuestra inteligencia emocional. El encuentro con ese otro nos ilumina, nos recuerda que para amar, primero debo experimentar en y hacía mí ese sentimiento; cuando eso sucede, lo que comparto es amor, autenticidad y honestidad.
Compartir es una forma de multiplicar lo que tenemos. Sólo compartiendo podemos extender la luz que somos.
 

Dra. Marsella Jiménez S
          Psicóloga