viernes, 31 de mayo de 2019

ALZHEIMER...




...Es la demencia más común.

Pero ¿qué es una demencia?
Demencia es la pérdida irreversible de las capacidades intelectuales, incluyendo la memoria, la capacidad de expresarse y comunicarse adecuadamente, de organizar la vida cotidiana y de llevar una vida familiar, laboral y social autónoma. Conduce a un estado de dependencia total y finalmente, a la muerte.


¿Qué distingue a la enfermedad de Alzheimer de las otras demencias?
-Es una enfermedad de las edades avanzadas de la vida, y es tanto más frecuente cuanto mayores son las personas, pero hay formas precoces que comienzan a los 50 o 60 años y aunque muy raramente, incluso antes.
-Comienza e incluye siempre trastornos de la memoria que son ya desde fases muy incipientes, importantes desde el punto de vista funcional, es decir, que interfieren con las actividades.

Todos tenemos trastornos de memoria, sobre todo en relación con el paso del tiempo y con el estrés, pero lo habitual es que desarrollemos estrategias para compensarlos, como por ejemplo, apuntar las cosas que hay que comprar, llevar una agenda, etc. Aunque los fallos de memoria puedan, en alguna ocasión, jugarnos alguna mala pasada, no ocurre así en general y podemos seguir trabajando, disfrutando de actividades de ocio, ocupándonos de nuestras familias y de nosotros mismos por mucho que vayamos diciendo "¡cada vez tengo peor memoria!".
Al paciente con enfermedad de Alzheimer los fallos de memoria le van limitando, de manera progresiva, sus actividades. Al principio, la pérdida se refiere, sobre todo, a hechos recientes.
En esa fase llama la atención que el paciente recuerde, e incluso le guste evocar una y otra vez, con todo detalle, hechos referentes a su infancia y juventud, lo que puede mantenerse incluso ya cuando no es capaz de recordar el nombre de sus nietos o cuándo es Navidad. Poco a poco, deja de recordar todo cuanto se refiere a sí mismo, su edad, dónde vive; confunde a sus hijos o piensa que su esposo es su padre. Hay que destacar, no obstante que, aunque a veces es ya incapaz de recordar el nombre de su marido o sus hijos, su presencia suele resultar agradable y tranquilizadora. El buen contacto afectivo, las emociones, el trato afectuoso que se le dispense acostumbra a ser aceptado y agradecido. En las fases finales se pierde, incluso, este aspecto tan primario de la relación.

A ello se asocian:
-
trastornos del lenguaje, la llamada afasia. El paciente "olvida" el nombre de las cosas, "no le sale" el nombre, no ya de las personas o los lugares, sino de los objetos más corrientes. Al cabo de un tiempo, no entienden bien lo que se les dice o se les pregunta. El lenguaje pasa a ser cada vez más pobre, contiene menos información, las frases dejan de tener sentido y, al final, se pierde la capacidad de hablar, quedando el paciente totalmente ausente, incomunicado.
-apraxia, o dificultades para realizar los gestos que llamaríamos útiles. Al comienzo se manifiesta en acciones complicadas, como dibujar, manejar instrumentos de trabajo o utensilios domésticos o conducir, pero luego se pierden hasta los más simples como manejar los cubiertos, vestirse o hacer un saludo.
-Agnosia o dificultad para reconocer o comprender el significado de cuanto se ve, se toca, etc.
A todo ello se une una actitud de indiferencia o ignorancia del problema o, al menos, un subvaloración. Aunque al comienzo pueda haber una cierta depresión o ansiedad ante los fallos, pronto llama la atención la tranquilidad con que el paciente reacciona ante sus enormes despistes o errores.




Es típico que los niegue, lo que a veces puede exasperar a su familia, o que intente justificarlos de una forma ingenua, infantil o, a veces, por el contrario, con explicaciones muy rebuscadas o extravagantes. ("¿Qué día es?" "No sé, yo nunca me he preocupado de estas cosas" "¿Cuántos hijos tiene?" "Dos o tres" y sonríen apaciblemente, como si no tuviera la menor importancia no recordar algo así. A diferencia de la persona deprimida o ansiosa con trastornos de memoria, el paciente no parece sufrir mucho por sus dificultades. Puede enfadarse un poco, pero pronto olvida que no ha sido capaz de contestar al teléfono o que ha confundido a su hijo con su nieto.

Como, por otra parte, el paciente conserva durante mucho tiempo los automatismos sociales, tiene buen aspecto y aparentemente, lo hace "todo"(entra, sale, ve TV, hojea el periódico, trastea en la cocina, etc.) es fácil que el problema pase desapercibido a vecinos, conocidos o incluso, a familiares que no conviven con él. Así, es muy corriente que el cónyuge haya sufrido, sin acabar de entender qué estaba sucediendo, el inicio de una enfermedad de Alzheimer en su pareja y que, tras su fallecimiento, los hijos queden sorprendidos ante el grave deterioro mental que sufre el paciente. También son constantes los trastornos de personalidad y conducta. Al principio puede haber ansiedad, depresión, irritabilidad. Personas muy activas se vuelven apáticas, inactivas y, al revés, personas muy tranquilas, comienzan a estar inquietas, nerviosas y a moverse continuamente sin objetivos claros. Es frecuente que el paciente se vuelva desconfiado, receloso, que esconda las cosas, que piense que quieren robarle o hacerle daño. 
Más adelante puede haber, aunque no siempre, agresividad, hostilidad hacia sus familiares y sobre todo, hacia su pareja. El insomnio o cambio de ritmo de sueño es un grave problema, pudiendo el paciente pasar las noches levantado y con gran resistencia a los medicamentos que se le puedan dar para dormir.

También es típica la desorientación espacial, es decir, perderse fácilmente, no saber encontrar el camino de vuelta a casa y, en fases avanzadas, perderse incluso en la propia casa, no siendo capaz de encontrar la cocina, el baño, etc.
Lo normal en la enfermedad es que no haya problemas físicos ni de movimiento y que, hasta fases ya previas al final, en los últimos meses o años, el paciente siga siendo capaz de andar –de hecho, es característico que pasee arriba y abajo de la casa, día y noche, sin parar.
El final es común para ésta y otras demencias. Con el paso de los años, el paciente pierde la movilidad, queda encamado, tiene dificultades para comer, no entiende absolutamente nada y muere a consecuencia de una complicación, como neumonía, etc.


CAUSAS DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER.
No se conocen. Se han identificado, en cambio, factores de riesgo.


-Edad.

-Predisposición genética. Se han identificado en los últimos años determinados rasgos genéticos (los denominados genotipos) que confieren a la persona portadora una predisposición, a veces muy alta, de padecer la enfermedad, sobre todo si vive el tiempo suficiente. Así, aunque alguna persona tuviese un genotipo de alto riesgo, si muere, precozmente, por ejemplo, a los 60 años, no llegará a tener la enfermedad. Si bien es cierto que tener un familiar de primer grado con la enfermedad puede suponer un mayor riesgo de tenerla en un futuro, en comparación con la población normal, no se puede considerar que la enfermedad de Alzheimer sea una enfermedad hereditaria de la forma en que se entiende clásicamente.

Otros factores de riesgo , de menor relevancia, son:

-Sexo femenino. La proporción aproximada de afectación es 3/1.

-Antecedentes de traumatismo craneal.

-Se ha debatido mucho sobre si el tener un nivel de educación bajo favorece la aparición de la enfermedad. Tampoco la posible relación estaría clara -¿estilo de vida?-.
-Factores de riesgo vascular. Los mismos factores que pueden facilitar la aparición de ictus o enfermedad isquémica coronaria (hipertensión arterial, diabetes, cifras altas de colesterol y tabaquismo) parecen aumentar también el riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer.
Factores que, según algunos trabajos, podría proteger frente a la aparición de la enfermedad:
-El haber consumido medicamentos anti-inflamatorios de forma prolongada. Esto se ha dicho a partir de estudios epidemiológicos llevados a cabo tras comprobar que, pacientes con determinadas enfermedades reumáticas, y que había sido tratados durante mucho tiempo con anti-inflamatorios, tenían menor incidencia de enfermedad de Alzheimer de lo que corresponde por grupo de edad. Este hallazgo ha hecho que se pongan en marcha estudios para comprobar si los anti-inflamatorios pueden ejercer un efecto preventivo o incluso terapéutico sobre la enfermedad.
-También después de haber observado que las mujeres que habían recibido tratamiento hormonal sustitutivo después de la menopausia parecían ser menos propensas a padecer la enfermedad, o a presentarla más tardíamente, se está investigando el posible efecto protector y/o terapéutico de la administración post-menopáusica de estrógenos.


¿Cómo se establece el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, o, qué hacer cuando se cree que un familiar puede tener la enfermedad?
En primer lugar, hay que tranquilizar a quienes han pensado alguna vez, ya cumplidos los cuarenta o cincuenta años, al comprobar que tienen olvidos, que pueden estar desarrollando la enfermedad de Alzheimer, diciéndoles que es improbable que así sea. Hemos dicho antes lo poco consciente que es un paciente de sus fallos y de sus consecuencias. Cuando nosotros entramos en una habitación a buscar algo y salimos sin saber qué demonios era, cuando perdemos las gafas o las llaves tres veces en una mañana, cuando encontramos por la calle a alguien que nos saluda afablemente y le seguimos la corriente sin tener la menor idea de quien es, etc. nos preocupamos. Pues bien, esta misma preocupación es casi una garantía de que no estamos empezando a tener una demencia. Lo probable es que estemos demasiado estresados, tal vez deprimidos, que hagamos demasiadas cosas a la vez o, simplemente, que nos estemos haciendo mayores, mal que nos pese. No pasa nada. De todo cuanto acabo de decir, sólo es importante destacar las depresiones que hay que descubrir, admitir y tratar enérgicamente. Cualquier persona deprimida tiene, con toda seguridad, problemas de memoria.


Pero si un familiar o persona cercana a nosotros tiene problemas de memoria serios, que realmente interfieren en su vida normal y, sobre todo, si nos damos cuenta de que son progresivos, hay que buscar ayuda médica. Hay que descartar una enfermedad de Alzheimer pero, sobre todo, hay que estudiar bien el problema porque, cuando comienzan los trastornos de memoria, puede haber otras causas y muchas de ellas son tratables. Pondremos algunos ejemplos:
-La depresión, de la que ya hemos hablado. A veces es difícil de identificar en un anciano, porque no se manifiesta con los síntomas típicos como llanto, ideas de suicidio, etc. sino de manera más sutil, como apatía, mal humor, retraimiento, agresividad, ideas de perjuicio o síntomas físicos vagos que, investigados, no revelan ninguna enfermedad orgánica. Por ejemplo, dolor de cabeza, mareo, dolor generalizado, inestabilidad.


-Los medicamentos. Sedantes y fármacos para combatir el insomnio o la ansiedad, como las benzodiacepinas (con nombres comerciales de sobra conocidos), así como otros muchos (beta-bloqueantes, anticolinérgicos y un largo etcétera) producen una importante pérdida de memoria, sobre todo en el anciano. El médico siempre debe considerar esta posibilidad ante un paciente con trastornos de la memoria pero es bueno que se dé a conocer este posible efecto adverso de algunos medicamentos.

-Tóxicos, entre los que destaca, de forma importantísima, el alcohol. Todo consumidor de cantidades importantes y continuadas de alcohol tiene problemas de memoria, pero además, hay enfermedades cerebrales que sólo se ven en alcohólicos, sobre todo si además están malnutridos. El alcoholismo es un problema mucho más corriente de lo que se cree, y en particular en los ancianos, a veces porque han sido bebedores crónicos, a veces porque han adquirido el hábito en fases avanzadas de la vida a consecuencia de la soledad, la pérdida del cónyuge, las enfermedades no curables que se ven obligados a soportar…

-Déficits de vitaminas, como la B12.
La lista es muy larga y el neurólogo siempre debe estar seguro de que no se está ante una enfermedad que pueda tratarse, mejorar o incluso solucionarse del todo.


¿A quién acudir?El médico de familia, de cabecera, sería la primera persona a quien pedir ayuda. Muchas veces será el propio médico de cabecera quien dirija al paciente a un especialista. A veces, en cambio, será la familia quien pedirá dicha consulta. El médico que debe establecer el diagnóstico es el neurólogo y el psicólogo.
¿Cómo se llega al diagnóstico?
Lo primero es una larga entrevista e interrogatorio del paciente y sus familiares más cercanos, básicamente los que conviven con él. Ahí ya es posible ver si los síntomas son sugestivos de demencia, de este u otro tipo, pasando luego una serie de pruebas neuropsicológicas, como el test llamado Mini-Mental, en los que se realizan preguntas estándar con puntuaciones previstas, por debajo de las cuales se considera que hay un trastorno valorable. Luego se realiza un examen físico y una exploración neurológica. Con esto, el neurólogo, muchas veces tiene ya una elevada sospecha de enfermedad de Alzheimer cuando la hay. No obstante, acostumbra a realizarse una serie de pruebas complementarias, que dependerán del criterio del especialista en cada caso individual.


-Pruebas de neuroimagen. TAC (tomografía axial computarizada) o RM) (resonancia magnética) para descartar otras causas y confirmar la existencia de un grado de atrofia que pudiese resultar significativo.

-Análisis para descartar aquellas causas infecciosas, metabólicas, endocrinológicas, etc. de las que hemos hablado.

-Ocasionalmente, un EEG (electroencefalograma) que ayuda a descartar otras demencias. Por ejemplo encefalopatías metabólicas en personas con enfermedades hepáticas crónicas o enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la forma más corriente de proceso debido a priones, los agentes causales de la popular enfermedad de las vacas locas.

-Pruebas más sofisticadas, como SPECT o PET, que valoran determinados aspectos funcionales de la actividad cerebral y que son de utilidad en casos incipientes o de diagnóstico poco claro.

-Por último, y no por orden de importancia, ya que su valor es incuestionable, la práctica de un estudio neuropsicológico detallado contribuirá decisivamente, en algunos casos, al establecimiento del diagnóstico.
Mención aparte merece el controvertido tema del estudio genético.
No está indicado ni justificado su uso sistemático en el estudio diagnóstico: Debe quedar a riguroso criterio del especialista el sugerir a la familia la conveniencia o necesidad de tal estudio. Salvo en los mencionados e infrecuentes casos de Alzheimer familiar, el estudio genético sólo constituye, por el momento, un dato más, por valioso que sea en ocasiones, pero no un elemento imprescindible para establecer el diagnóstico. Más clara aún es la postura ante los pretendidos estudios genéticos "preventivos" en personas sanas –a menudo angustiados hijos de un paciente con la enfermedad-, de los que podría hacerse un uso altamente irregular. En la actualidad, y ante la falta de tratamiento de la enfermedad, de su fase pre-sintomática y, más aún, de los supuestos "sujetos de riesgo" tales estudios no aportan más que ansiedad, frustración y desgaste moral y eventualmente, económico, a quienes sean declarados, en función de criterios bien discutibles, susceptibles de presentar la enfermedad en algún indeterminado momento de su vida.
Terminaremos diciendo que no existe ninguna prueba aislada que, por si sola, pueda establecer el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer. Ni tan sólo es posible, hoy por hoy, asegurar en vida del paciente, salvo si se practica una biopsia cerebral con el consiguiente estudio anatomo-patológico- el diagnóstico definitivo de la enfermedad: según criterios aceptados internacionalmente, sólo puede hablarse de probable o posible enfermedad de Alzheimer. Hay que añadir de inmediato, no obstante, que en manos expertas y especializadas, la fiabilidad del diagnóstico es muy elevada, rozando probablemente el 90% de certeza.




Dra.Marsella Jiménez S.
        Psiconeurologa

jueves, 30 de mayo de 2019

PERDONAR...



Que pasaría si viéramos a esas personas que nos alteran como personas que están aquí para ayudarnos a crecer?
Qué pasaría si tocaran a mi puerta y me dijeran: “Oye he sido enviado hasta aquí como un mensajero para recordarte que debes lidiar con tu ira, impaciencia, intolerancia y todos tus defectos de carácter; Así que siempre hare algo para alterarte la vida para que tengas la oportunidad de elegir aprender lo que decidiste al venir a este Planeta.
Es hora que empecemos a reconocer a todas las personas como mensajeros de la luz…
Es muy fácil juzgar, criticar y soltar a las personas por el simple hecho de que no entendamos que no están a nuestra altura espiritual y que podría influir en nuestras vidas esquemáticas, tal vez llena de programaciones erróneas.

Seria mucha “Grandiosidad” de nuestra parte, el alejarnos, sin aprender la lección que nos vinieron a enseñar; Y , peor aún alejarnos sin perdonarlos.

Es algo así...
Algunas personas vienen y nos hacen daño y las perdonamos; pero vuelven otra vez y nos golpean de nuevo.. Que hacemos si nos vuelven a golpear?
Perdonarla.

Y si lo hacen de nuevo? No podemos ser necios, simplemente  alejarnos de esas personas , pero…Volvamos a perdonarlas.
Ese es un Gran principio Espiritual..El Perdón, sobre todas las cosas, heridas y situaciones...
Eso tal vez sea la gran parte de nuestras enseñanzas de vida.
A donde quiera que vayamos, pidamos que la luz de Dios nos rodee siempre y nos proteja…
Eso hará que donde quiera que vayamos seamos bien recibidos….


Dra.Marsella Jiménez S
         Psicóloga

lunes, 27 de mayo de 2019

Decepción...




Tiempo perdido. 
Un día de invierno, frío
Sin abrigo.

Grandes promesas. 
Una llamada sin respuesta.
Mis entrañas hirviendo, presas
De la impaciencia.

Un cuerpo sin alma.
Discursos sin palabras. 
Eterna esperanza.
Un día de lluvia, mojada
Y sin paraguas.

Una tímida luz que muere.
Ojos que miran pero no quieren verte.
Una mano extendida que no logra cogerte.
Labios que besan pero no sienten.
Una flor disecada, inerte
En su recipiente.

AME

miércoles, 15 de mayo de 2019

EL EGO...


Observando nuestro interior y afinando los detalles que la vida terrenal nos muestra, no hace falta esforzarse para descifrar que la misma gira alrededor de dos polos: El Ego y el Milagro, o lo que es lo mismo, la mente errada y la mente recta o la separación y la unión.



La mayoría de los seres humanos hemos estados inmersos en situaciones similares, a continuación describo bajo mi óptica y responsabilidad, lo que considero significan estos dos estados mentales.



El Ego es la fábrica de pensamientos que hemos hecho realidad, pensamientos limitantes, es el sistema de exclusión a la Divinidad; aunque nos recuerde que Esa está allí, es el miedo a dejarnos llevar por un halo de esperanza que nos conduzca al verdadero amor, es la culpa, es el odio a nosotros mismos y la creencia de nuestra separación con la chispa divina.



El Ego es carencia, que indica que nos hace falta algo, que tenemos razón de ser, sin saber que el Ser no lo indica una convicción sino más bien una actitud, y para llegar a ésta debemos pasar por situaciones no tan fáciles, reflexivas y por lo demás sanadoras, pero al fin y al cabo paradójicas e inexplicables hasta que tu decides y lo aceptas.



En realidad, el problema no radica en el cuerpo, tomando como cuerpo, lo físico, lo tangible, radica “en la mente” es el problema de la culpa y nuestra culpa es una defensa en contra del amor que en realidad somos.



Vemos lo que queremos ver o lo que necesitamos ver -como escuchar o ver agua en el desierto- no podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar la forma de mirar al mismo.



Sustituimos la culpa de nuestros Egos, que hemos hecho realidad, por lo real de nuestra identidad como espíritu, la cual la chispa de divinidad que poseemos nos lo recuerda constantemente, pero el Ego se encarga de decirnos que no es así, háblale a esa esencia divina y pídele que te aclare tus pensamientos.



Recuerda siempre esto, los errores se corrigen.



Ahora, ¿qué son los milagros? Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir y ahora tienen agua; ahora el mundo está lleno de verdor y brotan por donde quieran, señales de vida para demostrarnos que, lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.



El milagro es El más sano de todos los lugares de la tierra; es aquel donde un viejo odio se convierte en un amor presente.



Es la corrección de un pensamiento erróneo o de una percepción equivocada. La mejor forma de corregir ese error, el cual hemos internalizado dentro de nosotros es decidirnos a ir a la raíz del problema, que no es más que la voz del Ego y Perdonar, porque cuando perdonamos, lo que hacemos realmente es sanar dicho problema, porque la fuente básica del mismo es la interpretación y se basa y fundamenta en la culpa.



La importancia de reconocer la primacía de perdonar a alguien que está fuera de nosotros, radica en que toda nuestra culpa está solo en la mente, es inconsciente, esto significa que no vemos el problema, no podemos hacer nada al respecto. Una vez más, el Ego fabrica, el Milagro crea.



El milagro, en verdad es la afirmación de la vida eterna, lo cual se convierte luego en un Renacer en términos de que pensamos de manera distinta.



Si me siento molesto o disgustado contigo justo este momento; estoy trayendo algo del pasado. Por esta razón y por la experiencia propia vivida muy recientemente lo manifiesto:Es imprescindible perdonar ya que le perdón es el cambio de la forma de mirar el Ego a la de nuestra esencia divina.



Un milagro es un servicio, ya que es una manera de llevar amor a alguien que cree en el miedo y al darle amor o ser un canal de amor para ti que estás atemorizado/a, también lo estoy canalizando hacia mi, lo más amoroso que jamás pudiéramos hacer, no tiene nada que ver con lo que hacemos a nivel de formas, es más bien unirnos los unos con los otros a través del perdón.



Cuando en verdad perdonemos y cambiemos nuestra relación de la culpa del Ego al Perdón, entonces sabremos que Dios está allí, los velos de la culpa que lo mantenían oculto, desaparecerán.

“Perdón y Unión”, al ver todas las cosas como oportunidades para aprender, que estoy perdonando.


Dra.Marsella Jiménez S

PSICÓLOGA.




domingo, 12 de mayo de 2019

Psicologia del CANCER !


                  

Psicología y cáncer: Cosas que deberías saber

Muchas veces, cuando una enfermedad claramente biológica aparece, solemos olvidar la parte psicológica que puede asociarse a ella. Es decir, normalmente entendemos que la enfermedad causará tristeza, rabia, impotencia, etc… Pero olvidamos que nosotros y nuestros procesos psicológicos interaccionamos a su vez con esta enfermedad. Hoy les hablaré, de cómo los factores psicológicos (en ambas direcciones) pueden afectar a la evolución de un proceso canceroso. Unas nociones de la relación entre psicología y cáncer.

Psicología y cáncer: ¿Cómo afecta el cáncer al funcionamiento psicológico?

El cáncer puede alterar la autopercepción de uno mismo (su autoestima), además produce emociones como ansiedad, depresión, tristeza, miedo, rabia, culpa, aislamiento, e incluso indefensión. Estos procesos son comprensibles.
Es la parte que más entiende la gente, aunque olvidan que estos factores son también mediadores en el afrontamiento y evolución de la enfermedad.  La idea es que hay que trabajarlas, son sostenibles a corto plazo pero perjudiciales a largo. Una persona verá disminuida su calidad de vida, su capacidad de afrontamiento y energía en la lucha e incluso altera la capacidad inmune de su cuerpo si tales respuestas emocionales (con sus correlatos fisiológicos) son mantenidas en el tiempo.

Factores psicológicos que afectan al cáncer


- El estrés: Afecta al cáncer de diferentes formas. Primero aumenta los niveles de hormonas relacionadas con el mismo, esto aumenta la metástasis y la actividad de las células cancerosas. El cortisol por ejemplo puede influenciar de forma negativa la vía inflamatoria Cox-2, un conocido precursor de ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades. Además el estrés dificulta el manejo emocional de la situación. Por supuesto un efecto muy importante es que el estrés deprime el sistema inmune (empeora la función de ciertas células, por ejemplo los células NK y las células T), algo que puede ser muy negativo en una persona con cáncer, no solo por el cáncer en si sino por la vulnerabilidad a otros procesos infecciosos añadida. Además el estrés se asocia con la adrenalina, sustancia que algunos estudios han asociado también con una mayor metástasis y angiogénesis.
También puede afectar al cumplimiento de las recomendaciones médicas y al tratamiento (ello si incidiendo de forma directa en la evolución del cáncer).
- La depresión. Una persona deprimida presenta gran malestar, además pierde fuerza de motivación, puede dejar de cumplir con las prescripciones médicas y rendirse ante el proceso. En cualquier caso implica un empeoramiento de la calidad de vida de la persona. Se calcula que 1 de cada 6 personas con cáncer padece además un trastorno depresivo. La depresión también se asocia a una depresión del sistema inmune.

¿Qué puedes hacer tú?

Ser resiliente, algo que sorprendentemente parece ser que consiguen la mayoría de pacientes con un diagnóstico de cáncer, cada uno a su ritmo. Ser resiliente implica adaptarse y fortalecerse en situaciones de adversidad, algo a lo que los pacientes en parte se ven forzados.
Tradicionalmente se creía que estar feliz y alegre podía afectar a las tasas de supervivencia, pero una vez indagado el proceso se ha visto que la cosa no es exactamente así. La idea es que uno no debe forzarse a estar alegre todo el tiempo, tampoco es eso, fingir causa más malestar y estrés que otra cosa.

La idea es intentar conservar el humor y buscar esos momentos alegres, por pequeños que sean, ser optimista dentro de lo que cabe ayuda a mantener la motivación y las fuerzas. Habrá días mejores, habrá días peores. La persona debe ajustar su vida a ese proceso, intentando seguir con metas realizables. No está mal sentirse enfadado o triste, la situación es como para estarlo, pero ello debe dar paso a más emociones. Al principio pueden predominar pero la persona poco a poco debe aceptar su situación e intentar disminuir estas emociones negativas en la medida de lo posible. Si la alegría y la aceptación son genuinas perfecto, si son forzadas solo empeorarán la situación. Maticemos que, el cáncer no se cura ni desaparecerá por tener un buen afrontamiento, como mucho podemos decir que no lo empeoramos (cojamos esto con las puntas de los dedos) y que aumentaremos la calidad de vida, disminuyendo el malestar, mejorando el afrontamiento.

El cáncer es un proceso (y uno de los duros) en el que la persona pasará por muchas etapas, parte de estas etapas son la depresión y la ansiedad, algo inevitable, la cuestión está en que la persona debe intentar no quedarse estancada en esa etapa, debe poder integrar la nueva situación en su ser, poder reconstruir su vida entorno al diagnóstico y con un cambio de perspectiva poco a poco aceptar el diagnóstico y coger las fuerzas para luchar contra la enfermedad y seguir adelante. El cáncer es un camino de obstáculos y retos: La primera noticia, el diagnóstico, la primera quimio, las recaídas… Cada uno de estos golpes es muy duro y son pequeñas batallas que lucha la persona en la guerra contra el cáncer. La persona deberá superar cada uno de estos obstáculos intentando sufrir el menor daño psicológico posible. Algo que es muy duro y que se hace más fácil teniendo apoyo.
Es muy importante contar con grupos de apoyo, no sólo el grupo puramente médico sino también en las áreas más emocionales, por ejemplo grupos de apoyo de personas en la misma situación, psicólogos, etc… La idea es contar con ese apoyo profesional y también con un grupo de apoyo no profesional (amigos, familiares, pareja…). Este aspecto es clave.

Parece ser que los determinantes de cómo se enfrente una persona al cáncer no dependen solo de la enfermedad en sí, afectan también factores como las propias estrategias de solución de problemas, afrontamiento y manejo del estrés que ya poseía la persona antes del diagnóstico. Una persona que tenía déficit en estas áreas ya de antemano tendrá un camino algo más largo y puede encontrar más dificultades en manejar la situación en comparación con una persona que ya poseía estas herramientas en su repertorio psicológico.

La buena noticia es que estas estrategias se pueden entrenar y enseñar. Ese es el trabajo del psicólogo. Junto con estas estrategias también enseña al paciente a utilizar sus fortalezas, a ganar perspectiva así como a comunicarse con los que les rodean de forma más efectiva, a gestionar emociones intensas, etc… Incluso hay técnicas psicológicas para ayudar con las respuestas condicionadas a la quimioterapia. La psicología posee también métodos para aplicar al dolor. Debemos entender que el cáncer además acarrea otros problemas como los monetarios, laborales, afectación de las relaciones interpersonales, la imagen de uno mismo, etc… En todas estas áreas un psicólogo puede ayudar también si la persona está teniendo dificultades.

 La tolerancia al malestar físico también será de vital importancia en el funcionamiento emocional.

El ejercicio físico es muy importante, por supuesto ajustado al ritmo de la persona y moderado. Oxigena la sangre, mejora la circulación de células inmunes y por supuesto nos da endorfinas y ayuda a mantener un nivel emocional adecuado. Además ayuda a controlar la hormona del estrés (el cortisol) y a reducir los niveles elevados de insulina (ello contribuye también un poco a no ayudar al crecimiento de las células cancerosas).
Problemas como la falta de apetito, los problemas para dormir, etc… Pueden afectar a la calidad de vida y al malestar psicológico asociado al cáncer.
... soy una gran fan de las técnicas de respiración y relajación. Éstas se pueden practicar en casa, ayudan a mejorar el estado emocional, disminuir los niveles de estrés, controlar la tensión muscular y la ventilación irregular, insomnio, etc…
Algunas personas encuentran los masajes muy relajantes y que mejora ciertos síntomas como la tensión muscular, mala circulación etc…
También existe medicación para ayudar con los síntomas asociados al cáncer incluyendo los psicológicos. Hablamos de antidepresivos, ansiolíticos, etc…

Y por supuesto no puedo acabar el post sin hablar de la meditación y el mindfulness. Estas técnicas ayudan mucho a la aceptación de situaciones, el cambio de punto de vista, a buscar esa paz y relajación. Si bien son difíciles de aplicar en una situación así, pueden ser muy útiles entrenadas en el momento adecuado.

Dra. Marsella Jiménez S.
    Neuropsicóloga

viernes, 10 de mayo de 2019

Felicidades...MADRES! y MAMACITAS




MAMA QUEDATE CONMIGO,
ME HAS ENSEÑADO MADRE QUE TU CORAZÓN
ES CAPAZ DE GUARDAR TODO EL AMOR
DEL UNIVERSO Y QUE HAY UN DIOS QUE ME ESCUCHA
AUN INCLUSO CUANDO NO LE HABLE.

…QUE EL AMOR SE DEMUESTRA MÁS QUE NUNCA
CON PEQUEÑAS ATENCIONES,
QUE ENCONTRÉ EL CAMINO PERFECTO PARA CUMPLIR
CADA UNA DE MIS METAS
…QUE TU PROTECCIÓN HA ENTIBIADO CADA MOMENTO
FRIO DE MI VIDA.

CUANDO ESTÉS AUSENTE, TE ALEGRARAS
POR MIS TRIUNFOS, MUCHO MÁS QUE SI FUERAN TUYOS.

PUEDES OCUPARTE DE MUCHAS COSAS, PERO TE RUEGO,
AHORA ESMERATE POR TI; TU SABES LO IMPORTANTE
QUE ERES PARA MÍ.

ME ENSEÑASTE QUE SOY RESPONSABLE DE
MI DESTINO…
QUE HA PESAR DE MIS MIEDOS, DEBO
CREER QUE MIS SUEÑOS SON
POSIBLES
Y SIEMPRE CONTÉ CONTIGO, TU AMOR INCONDICIONAL,
Y
COMPRENSIÓN.

ME ENSEÑASTE A AMAR, PARA
QUE ESOS RECUERDOS ENTRAÑABLES
ME AYUDAN A CONSTRUIR MIS
PROPIOS VIAJES…
Y ME ENSEÑASTE QUE CUANDO QUIERA
RENUNCIAR Y ABANDONARME,
SIEMPRE ME BRINDARAS LA FUERZA DE DONDE SEA QUE ESTÉS.

POR ESO TE PIDO 
QUEDATE CONMIGO
PD:El dia de la Madre es Hoy
y siempre ,el dia de muchos padres ,
tíos(as) abuelos ,amigos ,profesores médicos,nanas, personas etc.
Que de algún modo
marcan positivamente nuestras vidas.
MAMAS DE Mascotas ... bendecidas Todas.




Ame