Deseamos ser amados y rápidamente condenamos a aquellos que no nos aman. Creemos que la vida viene con la garantía de que seremos amados.
No se nos ocurre que lo mucho o lo poco que nos amen está directamente relacionado con nuestra capacidad de amar.
Aprender es algo maravilloso. Nos sentimos más libres y felices al hacerlo. Pero del mismo modo en que el aprender puede liberarnos, también puede encerrarnos.
Muy temprano en la vida adquirimos un sistema básico de opiniones y valores.
Estos principios pueden anular nuestras percepciones y perpetuarse como estereotipos inútiles; Venimos con un código de creencias tanto en el sexo como en el amor que nos limitan. Uno de los más asombrosos premios que ganamos al amar a alguien es que esa persona puede ayudarnos a ver las cosas de otro modo, a desafiar nuestras opiniones y comportamientos.
El amor nos invita a ampliar nuestras perspectivas y nos permite ver el mundo a través de los ojos de la otra persona. Nos equivocamos cuando consideramos que este desafío es una amenaza a nuestra integridad y no una fuente excitante de crecimiento…
“Solo el amor es capaz de unir a las personas para completarlas y satisfacerlas, pues las toma y las une por lo más profundo que hay en ellas"
Ame
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