domingo, 9 de junio de 2013

CALLAR....es un verdadero Arte.

 
 
El silencio no es un amordazar nuestra lengua, sino un liberarnos del "ego" y de la necesidad compulsiva de decir algo, de manifestar algo sobre nosotros o sobre el mundo que consideramos “propio”.
 

Callar es ceder la palabra a nuestro rostro, a nuestra mirada, a nuestra postura, a nuestro movimiento, sobre todo cuando éste acaba conformando el gesto de la quietud.

Callar es la pareja por excelencia de la palabra en la danza de la conversación, la nota relevante en la sinfonía de las relaciones, la no pincelada que resalta los otros colores del lienzo.

Lo indecible, lo difícil de decir, puede decirse simplemente callando.

Callar nunca puede ser el resultado de un mandato o de una imposición.

Callar es un latido del corazón que no se precipita, que late en calma; el silencio es un imperativo del alma.
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“Sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio”.



En el  Silencio, habla el lenguaje del corazón.
 
 

 
El arte de callar es un arte del corazón:
“lo esencial es indecible.
Sólo se habla y se escucha bien con el corazón”.
 
 

AME

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