jueves, 17 de marzo de 2016

PASCUA, Conejos y huevos de chocolate?!



El domingo culmina con la Pascua de Resurrección, uno de los misterios más importantes de la fe, que es festejado por moros y cristianos, más allá de las religiones: masivamente se consume pescado el Viernes Santo, y los niños reciben el domingo la visita del Conejo de Pascua, que para su regocijo les deja escondidos huevitos de chocolate.

  • ¿De dónde viene la tradición de la Pascua? ¿Por qué un conejo reparte huevos? ¿Qué hace a los niños protagonistas de estas fechas?
Investigación: “La Pascua es una festividad que tiene una base judaica, a la que además del elemento cristiano, se le integra desde su origen un elemento pagano. Como la celebración se realiza normalmente entre marzo y abril, lo que se está conmemorando es la llegada de la primavera en el hemisferio norte, y esto está en la base de la primigenia fertilidad.
Porque da el caso que la pascua judía es una de las celebraciones importantes que ellos tienen vinculadas a viajes, a migraciones en la etapa fundacional, puntualmente la huida de Egipto en busca de la Tierra Santa, y se conmemora en una festividad que el mundo judaico llama Pésaj. La fecha de la pascua cristiana, que conocemos como Pascua de Resurrección, cuyo nombre proviene de una iniciativa papal durante el mundo medieval, fue escogida a propósito después de la pascua judía, con el objetivo de que se diferenciaran y no se superpusieran”.

El huevo: la vida
 “En el Pésaj judío, la llegada de la primavera coincidía, aunque sin fuerte carga simbólica, pero sí visual, con el uso de huevos decorados, y que acompañan elementos que utilizan en el ámbito culinario para conmemorar el momento. Ahora, una de las primeras culturas que utiliza huevos no sería la judía: hay referencias en el mundo mesopotámico, puntualmente la diosa Ishtar, de mucha importancia, es presentada como un huevo. Estamos hablando de antes del año mil antes de Cristo.

*Como vemos, el huevo no es un elemento tan novedoso que trajo el mundo cristiano, porque ya estaba en la tradición, pero como un elemento complementario”.
Ahora, ¿por qué el huevo? “Todos somos capaces de darnos cuenta: es la vida. El huevo simboliza de manera física lo que de otra manera los hombres no tenemos cómo mostrar, porque la vida se genera internamente en la mujer, de modo que se externaliza con huevos. Pero hay otro elemento importante, que tiene que ver de alguna manera con la geografía y la cultura, y es que al llegar la primavera llegaban ciertas aves al hemisferio norte, y anidaban. Esos huevos simbólicamente representan la idea de un renacer del año, en función de que la primavera florece. Entonces, el huevo encarna esa idea, de una vida que se ve”.
Hay otros ejemplos: “En la civilización etrusca, hay una imagen muy característica de una pintura parietal. Estoy hablando del 700, 800 antes de Cristo. Es una pintura en la que se ve un huevo decorado. Algunos pensaron que tal vez había cierta raíz judaica, pero yo soy más proclive a pensar que en un mundo paralelo a la cultura judaica hay también esa asociación a que el huevo encarna la vida, y por lo tanto lo representa en distintos contextos”.

El conejo: la fertilidad
Teniendo claro que la decoración de los huevos ya se había dado en paralelo y ajena al mundo judaico, ¿de dónde aparece el conejo? “Hay varias versiones, pero una de ellas es que se lo asociaba a la fertilidad, porque los conejos se reproducen rápida y abundantemente, y en el medioevo empezaron a representar la idea de una fertilidad que era fundamental en todo el sentido de la palabra: tanto para la reproducción del hombre como de la tierra. Pareciera ser que ahí empieza a aparecer el conejo”.
Los conejos, o liebres, si bien no son tan comunes en las representaciones antiguas, han estado a lo largo de la historia. Probablemente lo que llama la atención de ellos, es que se reproducen mucho y en un tiempo corto, que el ser humano puede ver. “Eso debe haber llevado a que el hombre viera en el conejo una condición que ahora nos resulta casi anecdótica o graciosa, pero hay que pensar que por siglos y siglos el ser humano tenía tantas posibilidades de morir, por enfermedades, en el parto la mujer, por la guerra…

El chocolate: el aporte de América
La adición más nueva es el chocolate. “La idea de los huevos de chocolate, con exactitud es difícil de determinar, pero no debe ir más allá de comienzos del siglo 20, entre el 19 y el 20. Porque el chocolate viene del cacao, y el cacao es un elemento que va a ofrecer América al mundo. Y el cacao, en los primeros siglos después del descubrimiento de América, cuando se introduce en Europa, va a estar asociado a cuestiones medicinales.
La utilidad que se daba en América al cacao, especialmente los aztecas, se asociaba a contextos rituales y asociados a la fertilidad y a la erótica.
“El cacao tuvo un período de incubación, podríamos decir, para hacerse público, bastante largo. Hipoticemos entre que se descubre, se empieza a usar, en fin, habrán pasado tres, cuatro siglos, hasta que llega el 19, cuando el cacao sigue siendo un producto exclusivo, asociado a la medicina, incluso recetado, pensando en que traía una serie de beneficios”.

Así, “la idea de huevitos de chocolate es algo muy reciente, con la difusión del cacao masivamente, y eliminada esta idea original médica, de que el cacao tenía cierta condición de beneficio para la salud. El chocolate ha adquirido una masividad junto con el crecimiento y el desarrollo de la industria asociada al tema, no más allá de los últimos 20 ó 30 años. Y de la mano ha venido esta masificación de la idea del huevo de chocolate”.

Los niños no siempre estuvieron ahí
Otro punto relevante, a opinión de la académica, es el protagonismo que hoy tienen los niños en el tema. “Antes no lo tenían. Los contextos que he mencionado hacia atrás son adultos: los contextos religiosos, el Pésaj, la festividad en torno a la diosa, la pintura parietal… Son códigos para adultos, no son para niños. Probablemente, y aquí hipotizo, el protagonismo que tienen los niños tiene que ver con un fenómeno que es externo al tema, pero indirectamente uno lo puede aludir, que es la valoración de la etapa infantil como una etapa fundamental en el hombre”.
Aquí la Historia Antigua se refiere a la historia de las mentalidades, que utiliza la siguiente frase: hay dos grandes inventos del siglo 19, uno es el amor y el otro son los niños. “No es la palabra, sino la idea del amor ;se inventa la idea de que las parejas se deben unir por un sentimiento, porque cuando uno va a la historia ello rara vez se da, salvo en situaciones de excepción. Los matrimonios tenían una función familiar, social, de las tierras, en fin”.

El invento de los niños “viene de la mano de la psicología, de Freud, el descubrimiento del inconsciente, etcétera. O sea, este sujeto humano que ya deja de ser un pequeño adulto. Porque en la historia obviamente siempre hubo niños, pero hay una cuestión muy importante: los niños hasta el siglo 19, no eran los que recibían la mejor alimentación. Esto cambió, en un proceso lento, de la mano de la psicología, al descubrirse que esa etapa de todo ser humano es sumamente importante para el desarrollo de la salud mental y salud física”.

  • Este concepto asoció a los niños, ya en el siglo 20, con la Pascua y la Navidad, que hasta el siglo 19 eran celebraciones de adultos. “Esto agrega el otro elemento importante, porque la Pascua en la actualidad en el mundo occidental está asociada a huevos de chocolate, a niños y al conejo, celebrándolos, estimulándoles la sorpresa. Y a veces cuesta que todos entiendan que no es que el conejo produzca huevos, sino que el conejo encarna una idea de fertilidad en abundancia; el huevo tiene otra historia, y el protagonismo de los huevos de chocolate con los niños es lo más tardío de todo”.
Para la académica, hay más elementos que recoger: “Somos hijos del calendario precristiano, porque los meses del año son paganos, son los nombres que les dieron los romanos. El año romano partía en marzo, el mes dedicado a Marte, el dios de la guerra, en el sentido de la fuerza guerrera. Es el momento es que más se conmemora la vida. Entonces hay una cierta coherencia muy distante de la religión cristiana, en cuanto a aludir ritualmente a un año nuevo, en que nos tiene que ir bien, que debe ser fértil, que debe haber mucha productividad. A todos estos símbolos se va a agregar la tradición judaica, que con el aporte cristiano va a dar al huevo esta simbología un poco más mística”.

AMO, EL CHOCOLATE...NO ME IMPORTA LA FORMA!


Dra. Marsella Jiménez S
          Psiconeurologa.

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