domingo, 20 de diciembre de 2015

Mamás en la adolescencia...


 


 
Adolescentes y Mamás

   Los cambios en los estilos de vida, favorecidos en gran parte por la globalización, son parte de la precocidad con la que muchos jóvenes viven hoy. A veces, también se adelantan etapas que corresponden a otro estadio de la madurez, como puede suceder con el tema de la maternidad. ¿Cómo ayudar a una adolescente a sobrellevar esta experiencia de crecer de golpe que implica un embarazo?

  Ser adolescente y ser mamá parecen cosas, si bien no contrarias, al menos contradictorias. Cualquier mamá en ejercicio sabe del temple que se necesita para llevar adelante una crianza serena. No parece ser el tiempo adolescente el más acorde a esa serenidad y sentimiento de responsabilidad que un bebé necesita de su madre. Ser mamá es un trabajo full time, y es poco probable que quien no vivió de manera completa su etapa de independencia.
Sin embargo, por diferentes causas, las cifras de maternidad adolescente crecen en el mundo: la Organización de las Naciones Unidas registra una cifra mundial de quince millones de jóvenes entre 14 y 18 años que son mamás.

 

Pero las cosas para ellas –jóvenes, lindas, estudiantes, llenas de proyectos futuros- no son fáciles; tendrán que saber que renunciarán, como toda mamá, a gran parte de los gustos personales para darle prioridad a otra personita.
 Y es allí donde el rol de las mamás-abuelas se hace imprescindible.
De nada vale buscar causas, culpas o responsables: es momento de apoyar (y, en todo caso, tratar de comprender poco a poco, acompañando el miedo de la joven mamá). No es bueno tampoco quitarle a la adolescente su oportunidad de crecer; por eso, hay que dejar que ella (y él, si su compañero está dispuesto) se haga cargo de sus responsabilidades.
Lo más fecundo es compartir la experiencia recordando la propia maternidad, como un modo de transmitirle a la joven hija o hijo una enseñanza que no tuvo tiempo de adquirir. En este sentido, sirve recordar que hay muchos adultos de que no dan muestra de madurez suficiente cuando se trata de responsabilidades serias como lo son la paternidad y maternidad, de manera que se puede adoptar una actitud optimista frente a los hechos y permitir que los chicos vayan creciendo en su rol de mamás y papás precoces.
Si hay amor hacia el bebé, el tiempo podrá reacomodar todo lo demás: los placeres personales, las relaciones familiares y el joven sentimiento de filiación. Lo que las adolescentes mamás pueden saber con convicción es que, en lo que se refiere a la maternidad, lo que se da no se pierde. En la maternidad hay que prepararse para dar, es cierto, pero también para recibir. Y todas las mamás saben que lo que se recibe de un hijo siempre compensa cualquier esfuerzo.

 
 
Yo ,madre feliz.

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