La esencia de la vida es la renovación. Si estamos verdaderamente vivos, volvemos a nacer todos los días. Cada cosa o situación que asimilamos, por más insignificante que sea, nos afecta. Cada minuto nos ofrece el potencial para renovarnos, descubrirnos, realizarnos, para buscar nuevas oportunidades para amar y ser amados.
Pasamos la mayor parte de nuestras vidas entre las mismas personas.
En la superficie nos parecen intactas y no se nos ocurre que quizás debajo de esa superficie se está desarrollando un gran cambio, que no detectamos ni apreciamos.
Aunque nos resistamos al cambio, sabemos que desde el momento en que nacemos estamos avanzando por el inevitable camino hacia la muerte.
No es ningún secreto que nuestro cuerpo sufre cambios dramáticos.
Del mismo modo, deberíamos de aceptar que nuestra mente, nuestros gustos, nuestras opiniones, nuestras creencias y nuestros sueños también cambian cada día .
Las parejas saben que no deben dar nada por sentado con respecto a aquellos que aman.
Deben dejar que cada persona, cada día, cada momento hable por sí mismo.
Ya que aunque sus sentidos los puedan engañar, saben que el amor los alienta a aceptar nuevos cambios y desafíos.
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