jueves, 5 de febrero de 2009

ÁNGEL...








“Estoy triste”, dijiste, mirándome a los ojos. Un ángel, casi llorando elevaste tu vista,
y la pusiste junto a la mía. Elevaste tu alma, y tus alas, y las cargaste contra mis hombros,
buscando respuestas, y felicidad. Mas, nada quisiera yo que ser tu felicidad. “Sonríe, ángel mío” te dije,
mientras reposaba mi corazón triste y cansado sobre tu pecho. Y tu dulce luz arrulló mi corazón,
y supe que estuviste llorando por alguien, que no era yo. “Necesito estar contigo” decías,
al buscar en mis ojos un descanso, una mano amiga, un corazón atento.
También buscaste amor y compresión, cariño y ternura.
Con tus dulces palabras arrullaste la pequeña semilla que,
cuando nos conocimos, plantaste en mi alma.

“Yo estaré siempre para ti” fue mi respuesta;
mi corazón no pudo mas que gritar de emoción al saberse acompañado, y feliz.
Rogaba por que le dieras la oportunidad de hacerte suyo.
Lloraba por la oportunidad de abrirte, y encontrar tu corazón.
Te adora.

Te ama.


Cual ángel abriste tus alas y tus ojos,
y me dejaste volar contigo, ser libre junto a ti.
Pero tenías el alma llena de dolor. ¡Como quisiera ser yo elixir para tus heridas!
Si otro es dolor, yo seré gozo. Si otro es tristeza, yo seré alegría.
Si otro es sufrimiento… yo seré amor. Triste ángel, alegra tus ojos.
“No te preocupes… Todo esta bien” repetí una y otra vez,
buscando darte consuelo, mientras te daba todo mi cariño y amor.
Tú lo sentías, y te regocijabas; y dabas tus bendiciones y tu cariño,
y tu amor, a quien te lo dio; me diste tu cariño y amor,
por mi cariño y amor incondicional.


Aún estas triste, lo se;
y el dolor no se te ira con la velocidad que yo quisiera,
pues no hay curación milagrosa, ni siquiera para los ángeles;
pero, como la semilla que plantaste en mi corazón, yo cerraré tus heridas,
y enmendaré los errores de los demás.



Pagaré con mi sangre el precio de tu amor.
“Quiero llorar” Me diste tu mano. La puse en mi cuello...

Me abrazaste, y dejaste las lagrimas caer como un manantial de vida,
eliminando el dolor, y el sufrimiento, al verse rodeado de afecto.


Llora, mi niña, todo lo que quieras; desahoga tu pena,
y déjame intentar hacerte feliz, como lo mereces; llora, ángel mío.


Pues incluso los ángeles deben lloraR...


...A ti angelito que me lo enviaste,


GRACIAS.

1 comentario:

monstruoamado dijo...

Se libre junto a mi...tengo FE en que nos veremos.....quiero VERTE.

CD