viernes, 23 de enero de 2009

estar ATENTOS!




Aparece regularmente asociada a trastornos psicológicos de tipo situacional o emocional, por lo que puede ser un trastorno aislado, como es el caso de los niños enuréticos de fijación, en los que no se encuentran otros trastornos psíquicos, o bien puede acompañar a un trastorno de las emociones.

No obstante, los problemas emocionales pueden presentarse también como consecuencia secundaria de la enuresis, al sentirse el paciente estigmatizado por el manejo inadecuado por parte de los padres cuando el niño no logra el control vesical después de los tres años, y manifiesta un alto nivel de ansiedad.

La enuresis puede tener un sinnúmero de causas emocionales. Por ejemplo, cuando un niño pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama(o requiere pañales...) después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que estos síntomas puedan ser causados por nuevos temores o inseguridades.

Esto puede suceder después de algunos cambios o eventos que lo hagan sentirse inseguro: el traslado del colectivo familiar a un nuevo ambiente, la pérdida de un miembro de la familia o de un ser querido,la ausencia de algunos de sus padres... la presencia de un nuevo bebé o niño en la familia, sucesos del entorno que generen tensión, entre otros.

En cualquiera de sus formas, la enuresis es un trastorno que genera conflictos en el hogar desde que los padres comienzan a tener difi-cultades en la educación y socialización de los esfínteres, por desconocer que en ocasiones existen causas que actúan y hacen que este control se demore mayor tiempo en alcanzarse. Por tal motivo, entre las primeras orientaciones que se les da a los padres se encuentra la de no desesperarse o hacer un drama de esta situación.

También se les hace hincapié en que el niño no se orina porque quiere, y que por tanto, deben actuar de forma serena y tranquila. Se les indica además que pueden ayudar al niño limitándole los líquidos después de las comidas, estimulándolo para que vaya al baño antes de acostarse, evitar los castigos y humillaciones en presencia de amigos o desconocidos, y elogiarlo en las mañanas cuando amanece seco.

Como parte del tratamiento se le da una participación activa al niño explicándole a su nivel las características del trastorno, para erradicar sentimientos de culpa, y se le argumenta que es algo que él no ha aprendido, pero que se le enseñará cómo lograrlo.

No suele ser difícil lograr su colaboración pues usualmente el niño enurético se siente avergonzado de su problema y muy motivado para superarlo.

Además de indicarle que debe restringir los líquidos después de las comidas y orinar antes de acostarse, se le pide que lleve un calendario en el que anote día a día los éxitos y las fallas, y lo traiga a la próxima consulta, lo cual contribuye a responsabilizarlo y movilizar su actitud de vigilancia, entre otras medidas, según las características de cada paciente.Es fundamental el apoyo de ambos padre y de los adultos que los cuidan.Si esto se prolonga mas de un mes es necesario
acudir a un psicólogo infantil.


Ps.Marsella Jiménez S.




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