martes, 7 de octubre de 2008

CONTIGO..


Yo no quiero que cuando escriba estas cosas, deje de llorar.
Yo no quiero que los 2 de Marzo lo celebres sin mí.
Yo no quiero que seas un recuerdo.
Yo no quiero que caigas en brazos de otro.
Yo no quiero que tu perfume lo huela el taxista.
Yo no quiero que te bañes sola en las azules aguas del Caribe.
Yo no quiero que los lunes sean tan pesados.
Yo no quiero que los dolores duelan tanto.
Yo no quiero que Latinoamérica deje de alumbrar.
Yo no quiero que mis camisas las elija la vendedora.
Yo no quiero que llorar sea costumbre.
Yo no quiero que las olas te revuelquen como a la poetisa.
Yo no quiero que los presidentes buenos y eficaces, sean relevados.
Yo no quiero que los glaciares sean derretidos.
Yo no quiero que los bancos “protejan” nuestros dineros más.
Yo no quiero que Maiakoski o Ramos Sucre, te escriban un poema.
Yo no quiero que tu hijo se sienta mal y deje de rockear.
Yo no quiero que los hombres nos embaracemos.
Yo no quiero que se borre tu sonrisa inolvidable.
Yo no quiero que Soda Stereo dejen de tocar.
Yo no quiero que mi ideología (y la nuestra) deje de ser SOCIALISTA.
Yo no quiero que mi fortuna se compare a la del indigente, tampoco a la del rico.
Yo no quiero que ingresemos a las rojas estadísticas.
Yo no quiero que tu hijo lea fatídicas cartas (ni yo).
Yo no quiero que los Imperios tengan lacayos en nuestras naciones.
Yo no quiero que bebamos por despecho, sino por alegría.
Yo no quiero que Iron Maiden se separen sin verlos.
Yo no quiero que me eches como tu programador.
Yo no quiero que los burócratas de siempre, maten nuestras revoluciones.
Yo no quiero que Da Vinci sea superado.
Yo no quiero que los Himens sean violentamente arrebatados, sino tiernamente separados de sus dueñas.
Yo no quiero que Bolívar envaine la espada.
Yo no quiero que sean tan profundos y sin retornos, tus sueños.
Yo no quiero que bailemos con la novia de otro.
Yo no quiero que los Tiburones sean tus guardianes de BayWatch.
Yo no quiero que el mundo siga hostil con nosotros.
Yo no quiero que los Mapuches sigan siendo atropellados.
Yo no quiero que los 14 de Febreros sean pérfidos.
Yo no quiero que las viejas te envidien.
Yo no quiero que mi colonia la huela el dentista.
Yo no quiero que tu suavidad la disfruten los gusanos.
Yo no quiero que las brujas te fastidien.
Yo no quiero que el Churun Meru nunca lo desnuden de su capa verde oliva.
Yo no quiero que la integración latinoamericana siga siendo dilatada.
Yo no quiero que el vino diario sea el vino de la lágrima.
Yo no quiero que nuestros corazones se comparen al de un sicario.
Yo no quiero que Marsella deje de ser sinónimo de REVOLUCIÓN.
Yo no quiero que los fines de semanas estemos solos.
Yo no quiero que el trabajo te esclavice.
Yo no quiero que los musulmanes sigan viviendo el holocausto que vivieron los judíos y comunistas.
Yo no quiero que Soto o Cruz Diez pierdan las líneas.
Yo no quiero que tu hijo pierda tu calor.
Yo no quiero que no nos levantemos una soleada mañana del sábado más.
Yo no quiero que mis fantasías sean con la más hermosa pornostar.
Yo no quiero que bailemos con el novio de otra.
Yo no quiero que respiremos por respirar.
Yo no quiero que el condenado deje de soñar, o yo de fantasear.
Yo no quiero que el sol te caiga a ti sola.
Yo no quiero que el niño siga sin jugar.
Yo no quiero que Pink Floyd deje de escribirte una canción.
Yo no quiero que los 11 de abril nos vuelvan a desgarrar el alma.
Yo no quiero que Dalí pierda su locura.
Yo no quiero que el desarme nuclear sea unilateral y parcial.
Yo no quiero que comamos solos, los trozos de pizzas.
Yo no quiero que te rajes las venas.
Yo no quiero que el Pico Bolívar se quite su sombrero blanco.
Yo no quiero que la Luna deje de embrujar.
Yo no quiero que Edward Munch te haga un retrato.
Yo no quiero que asistamos solos al cine.
Yo no quiero que las Sirenas le salgan piernas.
Yo no quiero que humedezcas las mejillas por las penas.
Yo no quiero que la bandera pierda sus colores y estrellas.
Yo no quiero que vivas y revivas tu pasado.
Yo no quiero que nuestros almirantes y generales luzcan estrellas, sino soles cincelados por el pueblo.
Yo no quiero que los Domingos se multipliquen por 7.
Yo no quiero que maldigas a tus captores.
Yo no quiero que la moda te reduzca a maniquí.
Yo no quiero que la botella no sea compartida.
Yo no quiero que la desidia te inmovilice.
Yo no quiero que los países latinoamericanos sean comparados entre si.
Yo no quiero que cumplamos más años, seamos siempre jóvenes.
Yo no quiero que el “Ángel” de Mugler se vuelva fétido.
Yo no quiero que sigas modelando al espejo.
Yo no quiero que a las almohadas les hablemos.
Yo no quiero que el Otoño se quede.
Yo no quiero que la música suene sin ti.
Yo no quiero que viajemos de planeta.
Yo no quiero que los 11 de septiembre sigan en manos fascistas.
Yo no quiero que Neruda no retorne a Venezuela.
Yo no quiero que tu carne descobije tus huesos.
Yo no quiero que la tristeza se vuelva eterna.
Yo no quiero que el adulto deje de jugar.
Yo no quiero que el “Cristo del Corcovado” quede empequeñecido por un edificio.
Yo no quiero que Silvio Rodríguez le siga cantando a los Ángeles, y Sabina al desamor, y Charly García al licor.
Yo no quiero que bendigas a tus opresores.
Yo no quiero que los 14 de septiembres sigan siendo negros.
Yo no quiero que dejes de amamantar.
Yo no quiero que a Picasso se le ovalen los cuadros.
Yo no quiero que esta Revolución fracase.
Yo no quiero que los Ángeles se vayan o lleguen tarde a su trabajo.
Yo no quiero que mis poemas abandonen a su musa.
Yo no quiero que abrir el correo sea una tortura.
Yo no quiero que el susto sea el ultimo.
Yo no quiero que Cristo regrese indispuesto.
Yo no quiero que el pesimismo gane una batalla más.
Yo no quiero que Bolívar siga sin llegar a Chile.
Yo no quiero que García Lorca reencarne en mí, y termine en un paredón de fusilamiento fascista.
Yo no quiero que cuando escriba mis “poesías” (con el perdón de los poetas) mi corazón deje de palpitar.
Yo no quiero que el Sol deje de quemar.
Yo no quiero que me vuelvas a decir que “deje de soñar y pise tierra ya”.
Yo no quiero que esta predica no tenga su efecto ya.
Yo no quiero que sintamos que hemos arado en el mar.
Yo no quiero que mis torpes caricias de hombre tosco, te lastimen.
Yo no quiero que Dios tome una siesta.
Yo no quiero que te vayas, CARAJO!

….Y no quiero, como diría Sabina: “un amor civilizado”.

Yo solo quiero…


Por : José





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