martes, 19 de marzo de 2019

Emociones ...jet lag!




Reconozco que soy una persona que peca de empática y sé que está mal. No es agradable ver gente triste por cosas que no pueden compararse con otras tragedias aún más traumáticas. ¿Lloras porque te dejó el novio? Hay gente que perdió a toda su familia en un accidente y siguió adelante. 
¿Para qué lloras entonces?

 La comparación que acabo de hacer no necesariamente invalida la autenticidad del dolor de quien sufre un rompimiento. ¡Claro que está triste! Pero siempre pienso que cualquier tragedia puede ser SIEMPRE peor. La tristeza es la misma, puede llegar a ser auténtica, pero los elementos que la originan tienen diferentes niveles de tragedia. No es lo mismo -en el sentido fáctico- a que se te rompa la pantalla de tu celular,  a perder a tus padres en un accidente de auto.

He tratado de teorizar lo que realmente me sucede y caí en la cuenta de que tengo jet lag emocional

Para quienes no conocen el término, el jet lag es un “desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los periodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar a largas distancias, a través de varias regiones horarias” (Wikipedia).

Siguiendo esta línea, el jet lag emocional viene a ser un desequilibrio entre los acontecimientos actuales y las emociones que estos últimos ocasionan. No se trata de “no sentir”, sino de sentir recién a las horas, días o meses las emociones contenidas. Vayamos a un ejemplo algo duro de contar.
Una amiga llamada Katy falleció una noche en un accidente vehicular. Me enteré repentinamente. Lo conocía de años, siempre nos reconocíamos los rostros a pesar de los años y tan solo unas semanas antes del fatídico hecho habíamos quedado para tomarnos un café.
 A pesar de la incomunicación, siempre la tenía presente y ella a mi.
Lo primero que hice fue preguntar en redes sociales dónde será la misa y el respectivo velorio. Todo el evento iba a ser mañana, así que preparé la ropa del día sin detenerme a sentir la pérdida. “¿Qué gano poniéndome triste si ya está muerta? No la resucitaré poniéndome así”, pensé.
Las emociones me embargaron y no pude llorar.
Durante 24 horas sentí un vacío. Solo me detenía a pensar en las cosas que podía hacer para despedirme, porque en el fondo sentía que si me entristecía, los sentimientos perturbaran la lógica de cumplir el objetivo: obtener la información necesaria para ir al velorio (No Asistí).

El jet lag emocional viene a ser un instinto de supervivencia: apartar las emociones en situaciones graves para solo sentirlas cuando el momento lo requiera, sea en plena soledad o en un ritual como es el entierro cristiano. Esto del caso de mi amiga es uno entre muchos otros que, por sentido de privacidad, no desarrollare.
Pero saben algo. Este jet lag emocional no es algo de lo que me sienta orgullosa. Me facilita al menos la lucidez en momentos críticos, pero hay momentos que me han hecho una pésima jugada, sobretodo cuando me exigen reaccionar y solo me trago las lágrimas…
No es que no sienta. Sí siento, pero a mi manera… Hasta para sentir me reprimo, esto se aprende de niña y cada dia, doy un paso para sanar.

AME

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