miércoles, 17 de noviembre de 2010

AY HAITI...




Haití, pequeño país dolido,


ya exhausto no te quedan fuerzas

para enderezar tu camino,

para agradecer en un gesto

que el desconsuelo se hubiese ido.


Haití, lágrima incesante,


tu pueblo, tus mujeres y tus niños

a la dureza de la vida

que les estrecha agobiante

nunca se han rendido,

ni aún la muerte inclemente

logrará hacerles olvidar,

su destino inmisericorde

ni sus esperanzas perdidas.


Haití llanto que no acaba,


que el mundo no ignore

que aunque yazgas en el suelo

cuando la pesadumbre te doble,

tú espíritu seguirá clamando

por una ayuda que no alcanza,

por el dolor de tus pobres,

por el renacer de la esperanza.


PALOMA








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