domingo, 18 de abril de 2010

CUENTO ---o REALIDAD!?


...temprano, de madrugada, pero todavía no amanecía, aún se podían ver las estrellas titilando en el cielo, los ojos un tanto temerosos de un pequeño niño miraban con asombro esos brillantes puntos que parecían le guiñaban los ojos a él… de pronto un movimiento brusco lo sacó de su muda contemplación, gritó fuerte, su madre corrió a acurrucarlo y a tranquilizarlo, explicándole eso que ya tantas veces le había explicado de las placas de la tierra que seguían acomodándose, palabras que el niño ya no asimilaba,
¿Cómo entender que la madre naturaleza esté tan enojada con las personas que en su enojo… asusta a los niños también?, cerró los ojos asustado, se aferró a su madre y bajito le pidió…¿puedo dormir contigo?...

El sol ya hacía su aparición dorando los marcos de la ventana, llevándose consigo las estrellas que ya no pestañeaban en el cielo de color naranja… pero… quedó un lucero, un enorme y gigantesco lucero… lo miró con grandes ojos y le pidió un deseo…
“querido gran lucero del amanecer, te pido que si la madre tierra va a continuar acomodándose como dice mi mamá, que a mi y a mi hermanito, no nos asuste, que algo nos avise para no ver los ojos angustiados de mamá…”,
dicho esto una lagrima escapó de sus ojos, fue rápido con su manita a secarla, pero… un rayo de luz del lucero fue más rápido, un destello iluminó la pequeña pieza e iluminó al pequeño niño, poniendo en sus manos un cordón dorado que lo mantendría comunicado por siempre con un niño de luz, el pequeño niño ya no volvería a estar solo,
su temor iría disminuyendo con el tiempo, de la mano con ese niño de luz que se le había regalado desde el lucero…

Miró al cielo, el lucero pareció guiñarle un ojo, miro el cordón en sus manitas y le sonrió agradeciendo el regalo, no entendía muy bien lo que había pasado, pero sabía que nunca más estaría solo frente al temor,
se refregó los ojitos más tranquilo, y de pronto se puso de pié de un salto, y con el puño en alto y amenazante le gritó al lucero que ya casi desaparecía…

¡OYE, YO NO SOY EL ÚNICO NIÑO CON TEMOR… TAMBIÉN ESTÁ MI HERMANITO… Y MUCHOS NIÑOS MAS… NO QUIERO ESTO SI SÓLO YO ESTARÉ ACOMPAÑADO!... pero era tarde… el lucero ya se había escondido, la luz del día lo hizo desaparecer, muy frustrado y enojado se sentó a tomar su desayuno, su madre y hermano le miraban con preocupación una… sin comprender el otro…Esa noche, se acostó más tranquilo, miró la cama de su hermanito que ya dormía agotado por todas las actividades del día, se sintió grande, importante como “HERMANO MAYOR”, se acercó a la camita de su hermano y depositó suavemente en la almohada un pequeño cordón dorado que un poco brillaba bajo la luz de la luna y las estrellas, estaba dispuesto a no dormir para “atrapar” a ese lucero mezquino y enrostrarle su mezquindad se sentía casi engañado… una mágica fuerza lo tenía expectante…
se acomodó en la cama y espero con grandes ojos abiertos que pasara el tiempo, esa noche al parecer no habrían esos bruscos movimientos que tanto les aterraba a todos, se le cerraban los ojos el cansancio se apoderaba lentito de sus parpados, sacudía la cabecita espantando el sueño que no quería, pero ése fue mas fuerte que él… y se durmió…

Despertó sobresaltado ¡el sueño lo había vencido!, miró hacia el cielo estrellado y sonrió pensando, que tonto soy el lucero aparece en las mañanas, puedo dormir otro poco y cerró los ojos de nuevo luego de mirar si el cordón seguía donde lo había dejado, mientras dormía no vio como las nubes se fueron apoderando del cielo estrellado cubriéndolo todo, despertó con el golpeteo incesante de millones de gotas de lluvia que caían sobre el techo, se sintió tan molesto, tan enojado que rompió en amargo llanto… la lluvia fue cesando lentamente… y él, más lloraba… dejó de llover por fin, su llanto era callado, no quería despertar a nadie, era

"su batalla personal” con el lucero… entre el llanto no vió como las nubes se fueron disipando lentamente, como si miles de pequeñas manitos las empujaran y así era, las misma hadas de alitas multicolores que un día le regalasen cobijitas de estrellas para su protección, ahora trabajaban arduamente para él… pero él, estaba demasiado molesto para verlas…Se tapó la cabecita con la almohada para poder dar un grito sordo de rabia, cuando se destapó la cara… quedo con la boca abierta… maravillado… un tanto avergonzado consigo mismo por su rabia que ahora entendía era injusta… las nubes habían abierto un espacio en el cielo… se veía de colores iridiscentes… entonces se dio cuenta que eran las haditas que empujaban las nubes para que el pudiese al amanecer pedir su deseo… ¡habían acercado el cielo a sus ojos!... abajo en un pequeño carro tirado por 6 pegazos, los reyes de las hadas ayudaban a las pequeñas hadas, era incapaz de emitir un solo sonido… estaba asombrado, emocionado, el espectáculo era maravilloso ante sus incrédulos ojos, el corazón le latía rápidamente , casi se le salía del pecho, sacudía la cabecita con nerviosismo queriendo pellizcarse y saber si era un sueño… pero no, ¡no era un sueño!, los ojos le brillaban de felicidad… El amanecer ya llegaba… y él pequeño niño esperaba nervioso el lucero, no lograba verlo… se refregaba nerviosamente las manitos, se rascaba la cabeza, se paraba y se acostaba.. nada pasaba… hasta que de pronto y desde la orilla de un tejido de nubes de algodón de colores comienza a hacer su aparición el hermoso y brillante lucero… expectante el niño extendió sus manitos como queriendo tocarlo, el lucero se acercaba a él, pero tampoco pasaba nada ¡QUIERO QUE MI HERMANITO Y LOS NIÑOS DEL MUNDO YA NO TENGAN TEMOR… POR FAVOR”! LE GRITABA…

el lucero se acercaba un poco mas, refulgía con fuerza y una belleza que conmovió al pequeño niño, una pequeña lágrima se escurrió por sus mejillas… era lo que necesitaba el lucero, rápidamente un pequeño rayo alcanzó la lagrima logrando el mágico destello… Miles de pequeñas hadas salían en todas direcciones con los cordones dorados que conectarían a cada niño con temor a los niños de luz, la felicidad del pequeño niño no tenía límites, en la manito de su hermanito había un cordón dorado… tomó en silencio el que le pertenecía, miró al cielo con agradecimiento el lucero parpadeó una vez más sólo para él, las pequeñas haditas le hicieron señas despidiéndose, le enviaron polvos de estrellas para las cobijitas, tapó con infinito amor a su hermano, se volvió a la cama y recordó que era sábado que no tendría que levantarse para ir al colegio, que disfrutaría de su descanso en compañía de la familia, y que ya no importaba si la tierra volvía a moverse, tenia un niño de luz que le acompañaría por siempre, a él .. a su hermano menor… y.. a todos los niños del pueblo… junto a los del mundo que si bién él no conocía, sabía que había más niños tan atemorizados como el alguna vez lo estuvo, cerró los ojos y se durmió con una gran sonrisa, y en la manito… apretado su cordón dorado…

QUIERO DEDICAR CON AMOR ESTE PEQUEÑO CUENTO...
A TODOS LOS NIÑOS DE LA ZONA MAS AFECTADA POR EL TERREMOTO...
EN ESPECIAL... A LOS HIJOS DE LA SITA PAO... QUE ME INSPIRARON... Y AL SITO RAFA... POR SU AYUDA EN LA LOGISTICA...
SÓLO ESPERO SIRVA DE AYUDA A TODOS LOS PEQUEÑOS QUE HOY ESTÁN TAN AFECTADOS... Y A QUIEN SIRVA...

AMELIE

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