El amor, al igual que la fe, requiere confianza sin
garantías.
Como sucede con todo lo espiritual,
no existe la seguridad pues la fe
va mas allá de la razón y lo evidente,
y el amor está por encima de todo eso.
Si las necesitamos,
tenemos una gran cantidad de pruebas simples
de la existencia del amor
en nuestra vida diaria:
Plantamos una semilla y se transforma en una flor,
tocamos a alguien y le damos fuerzas;
nos enjuagamos las lagrimas
y
sonreímos nuevamente.
Comenzaremos a sentirnos cómodos en el
Amor
solo cuando aceptemos
muy profundamente
en nuestros corazones su realidad.
El amor no tiene posibilidades
si lo cuestionamos permanentemente o
si queremos continuamente que lo confirmen.
AMAR con FE...
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